Platicaba con mis amigas cuando me percaté de algo: vivir ya no es tan fácil como antes. Me he dado cuenta de que vivo con paranoia, cosas que antes no me importaban ahora me atemorizan: caminar por la calle sola o de noche, las infecciones por transmisión sexual, mi salud, qué hacer cuando termine de estudiar, qué meterme y qué no, los embarazos no deseados, ir a antros donde las mafias del narco puedan atacar, etc.
Antes esto se me antojaba lejano, inpensable en mi realidad, imposible en mi vida, pero poco a poco -no sé si con los años, las experiencias, las situaciones o todo junto- lo veo a diario, siento el miedo constante, irreparable, y lo que más me pesa en lo que me estoy convirtiendo: en alguien desconfiado y calculador. Se me pierde la espontaneidad, se me escapan las ganas.
Hasta las relaciones personales se complican con todo esto, y lo más seguro es quedarse solo, con uno mismo, con la seguridad del cuerpo y del alma, pero ¿a qué precio? Habrá quien gustoso lo pague, pero yo no, no me gusta estar sola y menos quedarme con una paranoica temerosa como yo, que en todos lados encuentra un riesgo.
Necesito terapia urgentemente, si no, a ver que me invento para no vivir así.
viernes, 30 de enero de 2009
lunes, 26 de enero de 2009
viernes, 9 de enero de 2009
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