viernes, 30 de octubre de 2009

Sabotaje a la felicidad

Érase una vez una chica en un reino lleno de injusticias y pobreza, la chica era depresiva, además de otros rasgos patológicos en su haber, pero tenía un corazón bueno y humilde, se esforzaba por sobresalir en una situación tan difícil como la de su reino, sus padres, humildes y trabajadores, la alentaban a ser mejor persona y añorar puestos cada vez más altos en la enferma escala social.
Un buen día la chica conoció a un joven de negros cabellos y piel de oro, con una figura dura y fornida pero con el alma noble y sencilla, el joven era aún más humilde que ella, pero tenía unos ojos llenos de bondad y un corazón aún más bueno y humilde que el de la chica. Sólo bastó una noche para que el par de jóvenes se enamorarán de sus sonrisas y sus ojos y quisieran pasar el tiempo tomados de la mano, como dos genuinos enamorados. La joven estaba contenta, al fin tenía algo por qué sonreír, además de sus logros académicos y del amor de su familia y sus amigos, ahora sí: lo tenía todo. O al menos eso pensaba aquella ingenua criatura.
Una noche sus padres, con las mejores intenciones de los progenitores, hablaron con ella para pedirle que no viera más a este chico, alegando que ella merecía un tipo mejor y que el joven de noble corazón no tenía nada que ofrecerle, confundieron a la joven haciendo tambalear su felicidad, la joven recordaba sus días sola y no lo podía tolerar, y sí, era cierto, ella podía conseguir un tipo mucho mejor, tal vez en un tiempo, pero por el momento estaba contenta, viviendo una oportunidad que es regalada en contadas ocasiones en una vida común.
La chica no sabía qué hacer, no sabía qué era mejor, su corazón quería complacer a sus padres, pero a la vez quería seguir al lado del buen joven, ella cayó en una depresión muy profunda, desesperada se alejó de todo cuánto un día quiso y vagó hasta perderse hasta de ella misma.