sábado, 28 de junio de 2008

La muerte esta enamorada de Gregorio

La muerte esta enamorada de Gregorio, las manos blancas, los negros cabellos, los botines siempre boleados.
La muerte está fascinada con Gregorio, tanto que la tasa de mortalidad de la región ha disminuido notablemente desde que la muerte fue encargada de recoger a aquel varonil cuerpo, por primera vez en una eternidad la muerte se resistió, se quedó más helada que sus víctimas y no pudo pronunciar palabra, los ojos miel la cautivaron, fue imposible matar a tan perfecta criatura.
Gregorio es sólo un hombre, no da mucho de si, bebe y fuma los fines de semana, días que aprovecha para salir de la rutina de la notaría, es un hombre formal un perfecto espécimen de Adán, viste de negro con corbata roja y siempre con los botines oscuros que terminan en pico en la punta.
Últimamente la muerte lo espía, lo mira trabajar en la oficina, cuando sale a comer de dos a cuatro a cualquier localillo del centro, cuando se oculta el sol y termina su labor del día y sale con un cigarro en la boca. Camina con paso firme, arrogante, desafiante, para la muerte es la pasión que por otro día ha dejado con vida.
La muerte puede pasar horas mirándolo, viendo las manos que desearía sentir en su cuerpo prestado, el cuerpo de alguna víctima que utiliza como disfraz para conducirse por el mundo, ahora lleva el de una chica que recogió de una cirugía que se complicó, la vanidad de la mujer la llevó al fin de su vida y ahora su cuerpo tiene alma de muerta.
Si tan solo una noche pudiera ser poseída por Gregorio y lo pudiera convertir en su amante, si al menos se fijara en ella.

Noche de Feliz Facilidad

Esta noche la muerte encuentra a su hombre particularmente deseable, debe ser la forma en que la luna ilumina su fornido cuerpo, si tan solo fueras más alto serías perfecto, pero eres hermoso con esa belleza que sólo tu sabes portar.
La muerte lo sigue, es tiempo de hacer contacto.
Ojos miel, ojos negros, una sonrisa, la muerte siente que una descarga le recorre la columna, se llama deseo.
-Me llamo Renata
-Buenas noches, yo soy Gregorio
Cada vez es más difícil trabajar con la indiferencia fingida, la agresión fabricada, la defensa quebrantada.
Ahora la muerte percibe detalles que no sentía: la voz, profunda, grave, de un verdadero hombre; el olor ¡que dulce aroma lo envuelve!, algo fresco, algo nuevo, algo que crea reacciones en la anatomía robada…
-Te he visto por el centro, eres abogado ¿no es así?
-Así es, curioso, yo nunca te había visto.
-¿Me regalas un cigarro?
-Claro…
Esta noche lo ha de poseer, la primera de tantas…
- ¿Quieres ir a mi casa a tomar algo?
Con esa pregunta ella sintió la gloria del triunfo.
-Cómo decir que no.
La muerte y Gregorio partieron para el cuarto que éste rentaba en una casa que compartía con dos jóvenes más.
Al fin solos, parecía que él tenía experiencia en situaciones como esta, y ella, claramente, tenía varios años de no vivir eso.
Eres música ligera en mis ojos que te adoran, no recuerdo cuando comenzó mi fascinación por ti, pero mirarte es devorar tu figura con mis impasibles ojos, es desear tu imagen con mis manos, es simplemente adorarte... Y no es lo mismo adorarte de lejos a sentirte las manos encima sobre mi espalda, sobre mis piernas, a tener tus palabras junto a mi oído, a embriagarme con el olor de tu suspiro.
La presión de un cuerpo contra otro, minimizando distancias, maximizando emociones.
Fue una noche larga, la muerte no sintió su cometido satisfecho hasta entrada la madrugada. Cuando iba caminando por el callejón a media luz del alba, recordando uno que otro momento memorable, confirmó algo: todos los hombres son fáciles, está en su naturaleza.
Esa noche entre los brazos de Gregorio se sintió viva, no pensaba dejarlo ir tan fácil, sin duda esta sería la primera de muchas noches.
Me gustan tus ojos por que son sinceros, tienen lindo color y linda figura, me gusta la línea que dibuja tu mandíbula, me gusta el lunar que sólo yo te he visto, me gusta tu cuerpo y la forma en que te paras: plantando en el cemento los pies, parece que ni un temblor te tumba. Me gusta cómo hablas cuando dices algo serio y hasta tu risa de morsa agripada. Me gustas más cuando te gustó y, me gusta que me gustes por que eres hermoso.

Quién fuera muñeca viva

La muerte tuvo que cumplir varios encargos que tenía atrasados, así que en la semana no pudo visitar a Gregorio.
Una noche la muerte no podía más, no paraba de recordar a su hombre predilecto, el hermoso Gregorio, fue con aso decidido a verlo, llegó a la notaría justo cuando la noche iba cayendo, lo vio salir, lo vio caminar por la acerca hasta que vio que se acercaba a una mujer, una rubia de facciones hermosas, sin duda era una muñeca y Gregorio la besó, la besó como solo se besa a la persona amada, como solo se besa al objeto del deseo. Para cuando terminó separó su cuerpo, la miró al rostro y le acarició el cabello. La muerto no cabía en su coraje, unas noches antes su espalda fue recorrida por el deseo pero esta noche sólo sentía odio, envidia de no haber sido acariciada como la rubia, desilusión de no ser el objeto del deseo de su Gregorio, ese maldito que solo la había utilizado y ¿qué había hecho ella? ¡salvarle la vida! Renunciar a recogerlo, negarse a retirarlo del mundo para que su criatura siguiera viviendo placenteramente, siguiera iluminando el pueblo con su belleza.
Gregorio era un mal agradecido, un poco hombre, él le debía la vida y jamás se percató de la fascinación que causó sobre la más temida, la muerte.
El cuero formado por líneas rectas que adornaba con botines, pantalones y algún saco que le enmarcaba la espalda de dios griego.
Me sumergí en lo más profundo de mi locura, en una calentura a la que llaman deseo, me perdí en los ojos y el perfil varonil, me cansé de soñarlo hasta que cien veces lo hice mío. Pero es renovarse o sufrir, y por eso hoy soplo la llama, para apagar la lujuria que un día me hizo feliz…
Gregorio Rodríguez murió la noche del 22 de Septiembre en su lecho, su novia Cecilia no pudo despertarlo, aunque murió de un paro cardíaco su rostro tenía una expresión perturbador, como si hubiera sido sorprendido por la muerte…

viernes, 27 de junio de 2008

Sugar Kane


Live With Me